Un modelo de izquierda competitivo que le puede ganar a la derecha
A primera vista, la década de 2020 se caracteriza por un auge de la derecha en todo el mundo. Y aún peor: Parece que faltan ideas nuevas para sociedades inclusivas e igualitarias. Muchos movimientos de izquierda siguen con las mismas recetas de hace décadas: más Estado, impuestos más altos, mayor regulación de la economía. Sin embargo el zeitgeist actual no parece apreciar estas ideas. En el mejor de los casos se consiguen mejoras graduales y lentas, como en Brasil o México, pero nada que realmente entusiasme a la gente. En cambio, la motosierra conservadora/liberal que se aplica en la Argentina gobernada por Javier Milei parece cosechar cada vez más simpatías en todo el mundo.
¿La derecha ganó, entonces?
Al menos creo que se puede afirmar que le haría bien un nuevo modelo de éxito contundente a la izquierda, o para evitar el término “izquierda”, a todos que estamos a favor de una sociedad más igualitaria.
¿Qué tal una idea que parece totalmente descabellada? Imaginémonos un modelo igualitario que sea competitivo y traería tantas ventajas para el grueso de la población que los dueños del capital del mundo no lo podrían parar. Parece imposible, pero … exploremos esta ¿utopía? un poco.
¿El (anarco)comunismo, más competitivo que el capitalismo?
¿Cómo podría funcionar un modelo económico-social de izquierda que le podría ganar al capitalismo, simplemente porque sería mejor para satisfacer las necesidades de la gente?
Tendría que ser una sociedad bien diferente del socialismo centralizado implementado en la Unión Soviética. Recordemos la famosa crítica de Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, quienes argumentaron que un economía con planificación centralizada siempre será ineficiente por no poder estimar correctamente las necesidades de la gente. Además: cuanto más poder está concentrado en el Estado, mayor es el daño que pueden causar la corrupción y el clientelismo, y puede haber una tendencia al autoritarismo.
Pero estas críticas no se pueden aplicar a conceptos más descentralizados, como los modelos anarco-comunistas. Y los movimientos del software libre y de los contenidos abiertos (por ejemplo Wikipedia) nos indican que la planificación descentralizada puede funcionar ya hoy en algunos casos.
El modelo básico sería el siguiente:
Las necesidades de la gente serían satisfechas por proyectos autogestionados que producen bienes y prestan servicios. Funcionarían de manera democrática, similar a las asociaciones civiles, con decisiones tomadas en asambleas digitales de sus miembros. Se comenzaría usando todavía el dinero y vendiendo productos, pero de ninguna manera se generaría una ganancia para personas dueñas de capital, y los productos tendrían precios al costo, que tenderán a bajar.
Estos proyectos productivos (que reemplazan a las empresas de hoy) no necesitarían competir entre ellos. Podrán cooperar libremente, compartiendo tecnologías e infraestructuras. Cualquier persona sería libre de fundar proyectos nuevos, por ejemplo para probar nuevos enfoques e inventos, o solucionar problemas de otra manera. Para resaltar este enfoque en la cooperación y colaboración, hablaremos de producción colaborativa cuando nos referimos a este modelo.
Modelos con estas características son propagados al menos desde el Siglo XIX por corrientes como el socialismo liberal, el anarcocomunismo, el comunalismo de Murray Bookchin, las teorías de la economía popular y la economía social, y enfoques más nuevos basados en la los comunes o commons y la producción entre pares que se basan en trabajos de autores como Elinor Ostrom, Yochai Benkler, Silke Helfrich y David Bollier. Lamentablemente en muchos conceptos hay poco nivel de detalle para algunos desafíos, y quedan varias preguntas pendientes.
Pero lo que está casi seguro es que una sociedad de este tipo podría llevar a productos menos costosos por razones que parecen obvias:
- Desaparece el costo de la ganancia de los dueños de capital (o plusvalía en términos del marxismo). Las ganancias se pueden usar para bajar los precios o reinvertir para mejorar la tecnología y eficiencia. Más abajo veremos este punto con mayor nivel de detalle.
- Los costos para marketing, comunicación y publicidad son insignificantes. Los proyectos no necesitan competir agresivamente entre ellos para ganar cuota de mercado. Lo único que necesitan es comunicar que existen y que productos fabrican o que servicios prestan, pero Internet provee herramientas para lograr ésto con muy poco esfuerzo.
- Se ahorran costos de desarrollo de productos y componentes, que provienen de la necesidad de diferenciarse de los competidores y de las restricciones legales para copiar tecnologías desarrolladas por empresas capitalistas, por ejemplo patentes y marcas. En cambio, proyectos productivos del tipo colaborativo no tienen ninguna desventaja si comparten planos, recetas y hasta prototipos enteros entre ellos.
Si existen estas ventajas, ¿por qué no prosperaron proyectos de este tipo? ¿Esto no refuta la idea de que el modelo sea superior al capitalismo?
Primero: Algunos proyectos sí prosperan (como la agricultura solidaria, proyectos de vivienda, y cooperativas autogestionadas), pero es cierto que el crecimiento es lento. La probable razón es que hasta ahora, estas iniciativas se enfrentaron con dos problemas que parecían muy difíciles de solucionar:
- El financiamiento. No resulta fácil empezar. No existe (hasta ahora) un mecanismo poderoso y eficiente para recaudar fondos como lo es salir a la bolsa con una oferta pública o recurrir al capital de riesgo, que rápidamente puede financiar capitales para terrenos, fábricas, inmuebles y maquinaria.
- La planificación. Es un desafío recolectar datos sobre las necesidades de la gente y asignar los recursos de manera eficiente para alcanzar el máximo nivel de bienestar.
Financiamiento para proyectos anarcos
El financiamiento es quizá el mayor problema para los proyectos colaborativos. Una solución para este problema sería un gran paso para avanzar hacia una sociedad justa e inclusiva.
Hoy ya se puede unir gente y juntar dinero para un proyecto productivo, por ejemplo fundando una cooperativa o un proyecto de agricultura solidaria. Como ya mencionamos hay un crecimiento de estas iniciativas, pero aún no lograron realmente mejorar el nivel de vida de las masas, con algunas excepciones como la cooperativa venezolana Cecosesola que logró menguar los efectos la crisis económica de este país para mucha gente de su región. En general este tipo de financiamiento es lento y requiere de participantes con algo de dinero para invertir. Se recurre a menudo a préstamos informales, ya que hay poca disponibilidad de crédito por parte de los bancos para estos proyectos.
En el capitalismo, la mayoría de las formas de financiamiento se basan en un concepto clave: premian al riesgo de proveer capital. Y son estos mecanismos, como las sociedades de capital (acciones, SRL etc.), que llevan al costo de la ganancia o plusvalía.
Lamentablemente las formas de multiplicar el dinero y conseguir ROI no se pueden usar para financiar proyectos colaborativos. El gran problema es que todos ellos obligan a los proyectos a generar ganancias. Pero queremos evitar esas ganancias, y gradualmente prescindir del dinero al avanzar hacia una verdadera transformación de la sociedad. También los préstamos tienen sus desventajas, ya que obligan a pagar intereses.
Pero en una sociedad colaborativa también podemos imaginarnos mecanismos que incentiven la provisión de capital, pero sin que necesitemos ingresos financieros. Llamaremos a estos conceptos Instrumentos de Finanzas Commons, porque están especialmente diseñados para financiar proyectos colaborativos que generen recursos accesibles de manera comunitaria.
La posible solución: Los proyectos permiten comprar los productos por anticipado. No solo unas semanas antes, sino que años antes. Para incentivar eso, les ofrecerán un beneficio a las personas que han invertido: una mayor cantidad de productos comparado con una compra sin anticipación. Algo como un interés en especie.
Beneficios individuales sin plusvalía
Pero alto … ¿este beneficio no es una ganancia o plusvalía también?
No. Este beneficio se puede justificar con un incremento de eficiencia. Hay dos factores importantes. Por un lado, el progreso tecnológico, que también beneficia al capitalismo. Pero el otro efecto es mucho más fuerte en la economía colaborativa: efectos de escala generados por efectos red. Cuanto más proyectos cooperen, más eficiente es la infraestructura de producción, porque hay cada vez más recursos de conocimiento e infraestructuras disponibles para proyectos que siguen este modelo.
Un ejemplo para que quede claro ésto: los proyectos nuevos requieren menos planificación si hay una hoja de ruta que pueden seguir, basándose en experiencias, planos, manuales etc. provistos por proyectos de más trayectoria. Además pueden unirse para usar unidades productivas más grandes, sin necesariamente fusionar. Estos efectos de escala lateral los ha descrito también el economista Jeremy Rifkin, consultor de varios políticos importantes, en su libro La sociedad del coste marginal cero de 2014.
Si bien el factor tecnológico también juega un papel en las ganancias de capital, el premio al riesgo en el capitalismo es el factor predominante, porque el riesgo a fallar puede ser alto dependiendo del tipo de empresa y producto del que se trate. En la producción colaborativa el riesgo es menor, probablemente la diferencia es considerable. La razón: En los proyectos colaborativos son los (futuros) consumidores los que directamente deciden qué y cuánto se produce. Ellos conocen sus necesidades y las comunican abiertamente, y los proyectos no tienen que estimar con anticipación, como las empresas en el capitalismo, cuánta demanda habrá para un producto determinado.
Además los proyectos colaborativos tienen las ventajas de costos descrita más arriba, ya que no requieren tantos gastos extra como en marketing. Por eso, una vez que un proyecto colaborativo alcance un nivel tecnológico similar a un competidor capitalista, puede vender sus productos a precios más económicos. Ya en la actualidad hay algunos ejemplos: La ya mencionada cooperativa Cecosesola logra precios un 30 por ciento más económicos para algunos productos comparados con sus competidores capitalistas, y el proyecto alemán Mietshäuser Syndikat (ver aquí una descripción en castellano) recientemente ha inaugurado un complejo de viviendas para alquileres también aproximadamente un tercio más baratos que la competencia.
Esto quiere decir que los proyectos colaborativos pueden incluir tres factores en los cálculos para estimar los posibles beneficios para los que invierten en Finanzas Commons:
- la diferencia de costos, comparados con los del capitalismo,
- el progreso tecnológico,
- y el incremento de la eficiencia por el efecto red o los efectos de escala laterales.
Ya con estos tres factores, probablemente serán capaces de ofrecer inversiones competitivas con el capitalismo. La única diferencia fundamental: los beneficios serían siempre en especie. Son productos de los proyectos, no es una suma abstracta de dinero. Pero varios proyectos se pueden unir para ofrecer paquetes atractivos.
Los factores permanecen activos durante el tiempo y se refuerzan entre sí. A largo plazo, los costos de muchos productos de necesidad básica para la producción colaborativa probablemente tenderán al coste de los materiales. Y quizá puede avanzar hacia un Abastecimiento Libre de productos gratuitos con un carácter similar a un ingreso básico universal.
La planificación descentralizada
Habíamos mencionado un segundo problema: Los proyectos productivos necesitan saber cuales son las necesidades de la gente, para poder responder con productos. Se trata del problema de la planificación descrito por Mises y von Hayek.
Pero este problema ya está parcialmente resuelto. Por las siguientes razones:
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Como ya hemos visto, son los mismos consumidores los que se juntan para fundar proyectos productivos colaborativos. Los participantes facilitan información sobre sus necesidades y la demanda de productos a los proyectos. En la agricultura solidaria o CSA este proceso se puede comprender fácilmente: ya antes de una temporada, deciden qué se producirá y cuánto están dispuesto a invertir. Son pocas las empresas capitalistas que cuentan con tanta información sobre la futura demanda (quizá algunas empresas de servicios con contratos largos, como telefonía o Internet), es decir se trata de una ventaja considerable.
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Otro factor es la información facilitada por la venta de instrumentos de Finanzas Commons. Cuanto más personas participen de estos mecanismos, más precisamente se puede estimar la demanda futura de productos. Y es casi imposible que haya burbujas especulativas: siempre la venta de instrumentos refleja la demanda real futura, porque se trata de compras anticipadas de productos y no de un valor abstracto, como lo sería una acción o participación de una sociedad de capitales.
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Finalmente, al principio todavía se ofrecerán productos de manera tradicional, y por ende también habrá, como en el capitalismo, informaciones sobre las ventas. Gradualmente, este factor sería reemplazado por los otros.
El potencial de los primeros dos factores sería aún superior si se implementara una plataforma informática para que todos los interesados puedan comunicar necesidades y la disponibilidad para realizar tareas, como en un sitio web de anuncios, pero sin que medie dinero. Este sistema fue propuesto por Marcus Meindel en su proyecto para un Global Commoning System. Si bien el proyecto actualmente se encuentra parado, sería posible reflotarlo fácilmente o adaptar otras soluciones de software.
¿Cómo empezar? ¿Qué podemos hacer hoy para acelerar este proceso?
Queda una última pregunta. ¿Qué podemos hacer hoy para acelerar este proceso de transformación hacia una sociedad más inclusiva y menos desigual por parte de la producción colaborativa?
Como mucha gente se podrá imaginar, hay múltiples maneras, fundar proyectos nuevos, apoyar los pocos proyectos que ya existen. Pero mencionaremos tres estrategias en particular que nos parecen interesantes para fomentar el modelo a partir de hoy:
- Defender y asistir a proyectos existentes de la economía popular o economía social y proveerles herramientas modernas para mejorar su sustentabilidad y eficiencia. En muchos países existe ya un amplio ecosistema de proyectos autogestionados productivos, como cooperativas, empresas recuperadas y asociaciones con fines productivos. Estos proyectos ya reúnen algunas de las características de la producción colaborativa, pero a menudo tienen problemas con su eficacia y un escaso acceso al crédito y a la tecnología. Con los instrumentos de Finanzas Commons tendrían acceso a una poderosa herramienta para solucionar estos problemas y formar luego parte del ecosistema colaborativo.
- Se pueden transformar empresas tradicionales en proyectos autogestionados y colaborativos. Esto suena complicado, pero hay algunos antecedentes. Por ejemplo, la agricultura solidaria frecuentemente ha servido en países como EE.UU. o Alemania para salvar a pequeñas granjas en peligro de ser disueltas o “tragadas” por grandes terratenientes. También el Mietshäuser Syndikat alemán ha comprado complejos de vivienda que antes se encontraban en manos privadas. Sobre todo en casos de empresas en peligro de ser cerradas esta opción puede ser atractiva, como ha ocurrido en Argentina con las empresas recuperadas luego de la crisis de 2001, que a menudo se beneficiarían si se integran al ecosistema de producción colaborativa.
- Integrar tecnologías abiertas en proyectos autogestionados. El concepto del hardware abierto todavía no se usa mucho en modelos como la agricultura comunitaria o en las empresas recuperadas, pero a largo plazo estos proyectos se beneficiarían claramente. Proyectos como Farmhacks, Wikifab, Thingiverse y Open Source Ecology ya cuentan con muchos recursos para tecnologías básicas. El desafío es seguir mejorando la calidad de estas soluciones, lo cual parece más fácil si se tienen en cuenta experiencias de proyectos existentes.
No creemos descabellado que ya en la próxima década podría haber un crecimiento significativo de proyectos autogestionados y colaborativos. En el mejor de los casos, esto contribuirá a reducir la pobreza. Si esto se logra, la izquierda habrá probado por fin que tiene el modelo de éxito que tanto le hacía falta. Y estaría cerca de la victoria definitiva …
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*Producción colaborativa incentivada - Una descripción más detallada de este modelo. *¡Chau Dinero! - Un libro que entra en los detalles jugosos de una transición hacia un modelo de sociedad colaborativo. Entre ellos, los incentivos para esforzarse, la previsión para la vejez y los trabajos del cuidado.