El Abastecimiento Libre: Alternativa sustentable para el ingreso básico
La producción colaborativa podría ayudar a combatir la pobreza en el mundo. En este texto presentaremos una alternativa al ingreso básico y a otros conceptos de ayuda social, amigable con el clima y el medio ambiente.
El Ingreso Básico Universal es un concepto que ha sido discutido frecuentemente en corrientes de izquierda, sobre todo en Europa, pero también fue propuesto por autores liberales como Milton Friedman. Consiste en un pago mensual para cubrir necesidades básicas para todas las personas que habitan el país. Una prestación de ese tipo, según sus partidarios, podría proteger a las personas efectivamente de la pobreza. Y brindaría tranquilidad a los que temen que sus puestos de trabajo sean reemplazados por tecnología de automatización o inteligencia artificial.
Pero el concepto también cosecha críticas. Sería una prestación costosa, que debería financiarse a través de altos impuestos. No son pocos los que se preguntan si un Ingreso Básico Universal realmente llevaría a la justicia social: ¿es justo si mucha gente trabaja duramente y otros viven solamente de una prestación? En los estados de bienestar, por ejemplo en Europa, la ayuda social frecuentemente despierta críticas similares en partes de la población, que ignoran que estas prestaciones también proveen seguridad para las personas que trabajan y además mejoran su posición en negociaciones salariales. Pero lo cierto es: Un Ingreso Básico Universal dependería de la disposición de la población de financiarlo a través de impuestos, por muchos años.
(Este texto es parte de una serie introductoria sobre los conceptos que presentamos en este blog: #1 La Era Dorada, #2 100% renovables, #3 Producción colaborativa incentivada, y #4 Abastecimiento Libre (este post).)
Además hay otro problema: Un ingreso básico realmente universal que cubra todas las necesidades básicas, es decir al menos vivienda, alimentación/higiene y salud, probablemente solamente podría ser financiado en países del mal llamado Primer Mundo, otros simplemente no contarían con los recursos financieros para ello. Se podría argumentar que este lujo de los países ricos aumentaría la desigualdad en el mundo y podría despertar malestar entre la población trabajadora en países pobres.
Un “ingreso básico” en especie - ¿a nivel mundial?
Imaginémonos ahora que alguien proponga un ingreso básico universal global, que alcance para satisfacer las necesidades básicas de una manera realmente digna, es decir de al menos un valor de aproximadamente 500 dólares estadounidenses mensuales. La mayoría de la gente consideraría completamente irrisoria a esta propuesta, aún los que apoyan al concepto del ingreso básico en sí. En gran parte del mundo este valor superaría al salario mínimo. Si en vez de dinero la prestación consistiría en especie, es decir que se repartan bienes y servicios básicos, probablemente mucha gente seguiría afirmando la imposibilidad de este concepto.
Quizá algunos repensarían su rechazo a este modelo si se dispone que los mismos beneficiarios serían los encargados de mantener la infraestructura de producción y de prestar los servicios. Pero seguramente seguiría habiendo dudas, sobre todo acerca de la financiación.
Pero podríamos organizar el modelo un poco diferente: ¿Y si una iniciativa de commoning provee una especie de plan o concepto para facilitar que surjan proyectos colaborativos que provean los bienes y servicios básicos? La idea sería que todos los planos, recetas, croquis, software, manuales y tutoriales necesarios para satisfacer necesidades básicas se encuentren disponibles, bajo licencias libres, para cualquier grupo que desee crear un proyecto productivo en cualquier región del mundo. Por ejemplo podría haber planos para fábricas, de alimentos hasta paneles solares, conceptos para viviendas de bajo costo, pero también para hospitales y hogares para adultos mayores.
Esta colección de conocimientos debería ser tan detallada que contenga los planos necesarios para todos los procesos en las cadenas de suministro de los bienes. Los que quieran fundar proyectos nuevos deberían poder seguir una secuencia de pasos comprensibles y probados para erigir la infraestructura de producción. Principalmente sería necesario adquirir las tierras y materias primas necesarias, construir las instalaciones y organizar la distribución de tareas. En todo el mundo podrían proliferar estas iniciativas cuando grupos de personas decidan unirse para concentrar recursos y satisfacer sus necesidades de manera sustentable.
En nuestro último texto de la serie, que describe el modelo de la producción colaborativa basada en incentivos, se analizaron posibilidades para crear y financiar una infraestructura de producción basada en el modelo de la Fábrica libre. Estos establecimientos tendrían la finalidad de producir bienes bajando gradualmente los costes marginales a cero, por ejemplo usando energías renovables. La idea sería que la infraestructura productiva pueda, al final de un proceso de transformación, proveer los bienes para el costo de los materiales y la necesidad de trabajo humano se reduzca paso a paso con automatización e inteligencia artificial.
Una pieza clave del rompecabezas serían las Finanzas Commons, una forma del financiamiento colectivo para plazos largos, que le otorgaría el derecho a un abastecimiento básico a toda persona que contribuya con pagos o prestaciones y trabajos.
A este concepto lo queremos llamar Abastecimiento Básico Libre. Consistiría en la aplicación del modelo de la Producción Colaborativa basada en Incentivos a la satisfacción de necesidades básicas. A continuación, queremos explayarnos sobre cómo emprender el camino para levantar la infraestructura y organizarse, luego veremos algunas de las ventajas.
¿Cómo empezar y organizarse?
Podemos identificar dos posibles estrategias para avanzar gradualmente hacia un Abastecimiento Básico Libre, sin que haga falta una estructura de Fábricas Libres o conceptos para todos los pasos de la producción. Probablemente al comienzo solo para algunos de los procesos productivos existan conceptos de hardware libre.
La primera estrategia se podría describir como un poco más capitalista. En el texto anterior ya habíamos presentado la idea de una alternativa a la jubilación basada en el commoning y las Finanzas Commons: Las personas realizan pagos regularmente a proyectos productivos para que éstos luego les cubran las necesidades básicas como alimentos, salud, vivienda y movilidad/transporte.
Basándonos en un concepto similar, nos podríamos imaginar una suerte de seguro al desempleo ofrecido por los mismos proyectos que también ofrecen esta jubilación Commons. Al comienzo, las prestaciones de este seguro estarían limitadas a un período a definir, por ejemplo dos años. Cuando la persona pierde su empleo se “activa” el abastecimiento, y estaría obligada a avisar a los proyectos cuando consigue otro empleo. Estas reglas estrictas probablemente serían necesarias porque podría haber personas que busquen aprovecharse del concepto. Podrían entrar al proyecto requiriendo los servicios casi inmediatamente después de haber comenzado con los pagos y luego de haberse beneficiado del período máximo simplemente dejan de contribuir. Para lidiar con este problema se requerirán probablemente prácticas típicas de las compañías de seguro tradicionales, como pruebas y tiempos de espera, hasta sanciones como la exclusión del abastecimiento en caso de incumplimiento.
El período máximo del abastecimiento que cubren los proyectos se puede ampliar a medida que avancen las transformaciones de la estructura productiva hacia el modelo de las fábricas libres. Para incentivar el cumplimiento con las reglas del proyecto, se podría negar este beneficio a los incumplidores. Al final de este proceso se avanzaría hacia un abastecimiento libre con cada vez menos restricciones, hasta poder prescindir completamente del límite máximo.
Un camino un poco diferente, más parecido al funcionamiento de las iniciativas de commoning de la actualidad, consiste en ofrecer al comienzo un abastecimiento mínimo sin demasiados requisitos ni restricciones, pero requiriendo una obligación de participar de las tareas necesarias, además de compartir los costos. Este es un concepto que se basa en las iniciativas ya existentes de las huertas comunitarias y de la agricultura comunitaria. En este concepto se podría empezar ofreciendo productos agrícolas y otros con cadenas de suministro simples, para ampliar el abastecimiento gradualmente hacia otros productos y servicios.
Idealmente podríamos combinar ambos modelos: Podrían surgir proyectos que ofrezcan un abastecimiento mínimo de alimentos a todas las personas interesadas. Paralelamente se fundan proyectos para productos más complejos que operan según el primer modelo (el modelo del seguro), es decir que solo ofrecerían sus prestaciones a los que contraten el seguro. Una vez que la infraestructura de las fábricas libres esté disponible en gran parte de las redes de suministro, se podrían fusionar las prestaciones de ambos tipos de proyectos. En caso de cuellos de botella, durante un tiempo será necesario priorizar a las personas que contrataron el modelo del seguro o que participen de las tareas.
En ambos casos, antes de comenzar con la prestación es necesario un período de planificación. Como hemos visto en textos anteriores, esta fase puede incluir simulaciones de los procesos productivos y de los recursos necesarios.
Las ventajas con respecto al Ingreso Básico Universal
Parece bastante más realista combatir la pobreza global proveyendo “solamente” los conocimientos aplicados y no la infraestructura misma o el pago de un ingreso básico. Esto puede considerarse un importante punto a favor del concepto del Abastecimiento Básico Libre. Podría haber más ventajas si se compara el concepto con el Ingreso Básico Universal.
Un punto para considerar es el de la amigabilidad con el medio ambiente. Un Ingreso Básico Universal probablemente no tendría mayor incidencia sobre las emisiones de gases invernadero y la protección de la naturaleza. Los beneficiarios de esta prestación seguirían dependiendo de la economía de mercado para satisfacer sus necesidades. Es decir, no cambia en nada la presión sobre las entidades productivas (las empresas) de crecer y generar rentabilidad, reforzando la tendencia hacia un elevado consumo de recursos naturales.
Si bien existen conceptos para financiar un Ingreso Básico con un impuesto sobre las emisiones, esto no cambiaría el paradigma general de la economía de mercado, que premia la ganancia antes que la sustentabilidad. Este punto queda aún más claro si imaginamos las consecuencias de un ingreso básico equivalente a 500 dólares estadounidenses mensuales en países de bajo nivel de desarrollo económico: muy probablemente llevaría a un sustancial aumento de emisiones si no se acompaña con medidas extremamente sofisticadas o restrictivas.
El Abastecimiento Básico Libre, en cambio, nos provee la sustentabilidad del commoning con los puntos que ya hemos visto en el texto anterior de esta serie. Los resumimos de manera muy escueta: fuertes incentivos para el cuidado de recursos y el uso exclusivo de energías renovables, menor presión para crecer y generar rentabilidad, y una mayor flexibilidad para adaptarse a una oferta fluctuante de energía renovable (particularmente solar y eólica). Aún si este concepto se popularizara de manera global, es probable que no causaría una suba significativa de emisiones de gases invernadero.
Otro punto a favor de la sustentabilidad de este concepto es que la provisión de bienes y servicios sería probablemente mucho más estable a largo plazo que un ingreso básico. Como ya vimos, un ingreso básico depende del financiamiento a través de impuestos, y en tiempos de crisis económicas, que probablemente seguirían existiendo, sería posible que la sociedad no esté dispuesta a pagar un lujo de este tipo.
Un concepto basado en el commoning no tendría este problema. Idealmente la infraestructura sería completamente independiente del presupuesto y accionar del Estado. Una tecnología que una vez se publicó bajo una licencia libre potencialmente estará disponible para siempre, y las Finanzas Commons proveen un canal de financiamiento totalmente privado. Además las iniciativas colaborativas tienden generalmente hacia una sustentabilidad a largo plazo. Los recursos importantes, como terrenos e inmuebles, se adquieren para siempre. Existen estructuras legales que pueden evitar que los proyectos y sus recursos sean vendidos en un momento posterior. Un ejemplo es el proyecto colaborativo alemán de viviendas Mietshäuser Syndikat, que basado en una estructura de sociedad totalmente privada, logra prevenir la venta de los inmuebles y asegurar que sus participantes se beneficien de bajos alquileres por décadas.
Conclusión y mirada al futuro
¿Cuánto tardaría el establecimiento de un Abastecimiento Básico Libre? Esto depende, en nuestra opinión, de los rubros que se incluyan. La provisión de alimentos básicos es la tarea que más rápidamente se podría incluir, al ya existir varios proyectos de agricultura y horticultura comunitaria. A través de Finanzas Commons estos proyectos pueden ampliarse para finalmente llegar a grandes partes de la población. Para poder crear rápidamente proyectos nuevos son interesantes la ideas de los terrenos compartidos y del uso temporario de inmuebles, permitiendo utilizar espacios ociosos por un período limitado hasta que sea posible adquirir terrenos. Esta infraestructura de producción primaria podría ampliarse rápidamente con proyectos de manufactura sencillos, como molinos, panaderías y servicios similares. En todos estos rubros sería posible que los beneficiarios del Abastecimiento Básico Libre participen de las tareas, tal como ocurre en la agricultura comunitaria.
El mayor desafío serían los servicios relacionados con la salud y sectores como el cuidado de ancianos. Este sector cuenta con complejas redes de suministro y una alta demanda de trabajo humano especializado. Si bien es posible crear una instalación compleja como un hospital a través de la práctica del commoning, es difícil imaginar que los pacientes potenciales participen de las tareas. Por eso, probablemente sería necesario que los proyectos que mantengan hospitales, hogares e instituciones similares cooperen con otros proyectos como ocurre en el concepto de las Federaciones Commons de los autores alemanes Christian y Martin Siefkes. La idea es que la participación en un proyecto otorgue el derecho de recibir prestaciones de otro, y vice versa. Por ejemplo, el personal médico y de enfermería sería abastecido gratuitamente con productos del sector alimenticio sin tener que participar con tareas o financiamiento, comprometiéndose a atender en sus hospitales y consultorios también a las personas que trabajan en este sector.
Proyectos complejos en estos sectores se podrían beneficiar de un mecanismo de financiamiento adicional. Varias iniciativas de commoning juntas podrían crear un fondo con una pequeña parte de sus ingresos por Finanzas Commons. Este fondo podría financiar proyectos importantes en rubros dónde aún faltan experiencias de commoning en la actualidad, como lo serían los hospitales. El trabajo de los proyectos pioneros en estos sectores es de extrema importancia para la elaboración de modelos prácticos y pruebas de conceptos para lidiar con los desafíos. En Alemania en la década de 2010 existió una iniciativa llamada GrundausCommon que justamente tenía esta finalidad y que fue presentada como alternativa al Ingreso Básico Universal. Por desgracia, el proyecto se canceló en 2022 luego del fallecimiento trágico de su principal impulsora, la economista y autora Silke Helfrich.
En cuanto a la dificultad de su realización, sectores como vivienda, comunicación y transporte estarían ubicados aproximadamente en el medio entre los rubros “fáciles” para implementar estructuras de commoning (alimentos) y los “difíciles” (salud). Ya en la actualidad existen proyectos de hardware libre para casas pequeñas (tiny houses) y hasta para monoblocks de viviendas, pero el costo de los terrenos y dependiendo del país también las reglas para construcciones crean todavía costos elevados aún si la vivienda misma fuese construida en una Fábrica Libre. Y el ferrocarril, fundamental para un sector de transporte ecológico y sustentable, es un sistema muy complejo con altas barreras de entrada a nuevos actores. Probablemente un proyecto pionero para commonizarlo sería otro candidato para un fondo de financiación para proyectos importantes. En el campo de la comunicación, existen ya muchos proyectos de hardware libre, pero existe una alta dependencia de materias primas bastante escasas.
Para adquirir experiencias se podrían realizar proyectos piloto en comunidades de reducido tamaño, como pueblos y pequeñas ciudades. Ya existen experiencias valiosas en comunidades intencionales como las ecoaldeas que ya practican sistemas de abastecimiento parcial en la actualidad para sus habitantes. Se podrían analizar las mejores prácticas en estas comunidades, y los proyectos exitosos se podrían extender a poblaciones y regiones más grandes, hasta llegar al nivel de países enteros. Justo en los países más pobres el potencial para una transición gradual de este tipo es muy alto. Y en muchas áreas rurales del mundo existen experiencias con el commoning tradicional, como las tierras pastorales compartidas o la trashumancia, que también pueden funcionar como piezas del rompecabezas para un abastecimiento básico.
De todos modos parece que hay muchos caminos a Roma. Comenzar con lo más básico del abastecimiento es posible de manera relativamente rápida y fácil, como lo muestra la famosa huerta urbana Prinzessinnengarten en Berlín, Alemania, dónde se cultivan hortalizas en cajas o canastos en cualquier terreno que no se necesite para otro fin. Aún si un Abastecimiento Básico Libre se tuviera que limitar, durante unos años, a bienes primarios (por ejemplo, agrícolas) y de escasa elaboración, en muchas partes del mundo esto ya significaría un gran avance en materia de satisfacción de necesidades básicas.
Y si se logra comenzar a combatir la pobreza con Abastecimientos básicos al menos parciales, esto podría darle al commoning el empujón que necesita para expandirse a cada vez más sectores de la economía. De esta manera, cada vez más seres humanos se podrían beneficiar de este modelo inclusivo, solidario y ecológico. Y esto a su vez podría posibilitarnos lograr la neutralidad climática antes que si seguimos confiando en el Estado y los mercados.